lunes, 13 de agosto de 2012 | By: Akasha Okuma

Capitulo 2 ~Parte 1~

El coche andaba con rapidez, sin embargo para la pelirroja todo parecía demasiado lento, como si viese una de esas películas en las que todo se mueve a cámara lenta para aumentar la tensión del momento. La inseguridad y la incertidumbre se apoderaban de ella conforme avanzaba el coche, ¿a dónde se suponía que iba? Un brillo en sus ojos grises apareció rápidamente al ver un desvío en la autopista que llevaba al pueblo en el que vivían sus abuelos, aquellos que siempre la habían ayudado a librarse de las palizas de su padre, pero ese brillo desapareció tan rápido como vino al ver a su padre ignorar la salida. No se atrevió a preguntar nada, sabía lo que pasaría si abría la boca y molestaba a su padre.

Pronto el coche se frenó de golpe y el padre de Lynn salió del coche y se dirigió al maletero, Lynn quedó paralizada, con miedo de lo que pudiera ver una vez saliera del coche. Por su cabeza se pasó la posibilidad de ser vendida a una mafia o cualquier locura por el estilo. Ella sabía que su padre era perfectamente capaz de hacerlo. Pronto su padre estiró de su brazo obligandola a salir del coche, después comenzó a andar cogiendo firmemente el brazo de Lynn, que no protestó a pesar de comenzar a sentir algo de dolor. Con la mirada divisó algo que parecía ser su pequeña maleta negra, poco después divisó lo que parecía un pequeño aeropuerto que tenía la pinta de no haber sido usado en años. Entraron el lo que parecía un pequeño vestíbulo no muy iluminado y demasiado silencioso y vacío. Su padre desapareció tras entregar la maleta a Lynn y decirle con la mirada que no se moviera.

La pelirroja pareció haber dejado de respirar, obedeciendo a quien tanto daño le había hecho. Sentía que las últimas horas de su vida estaban cerca, pronto una voz la alertó sacándola de sus pensamientos.

- Lynn Castle ¿no? - Preguntó un hombre de unos treinta y pocos años, abundante pelo negro azabache y mirada oscura y atenta que parecía temer que algo malo fuese a ocurrir en cualquier momento. Lynn asintió tranquila, sin mostrar su miedo. Este no volvió a hablar, cogió la pequeña maleta de Lynn y le hizo un gesto para que la siguiera, ella tampoco habló. No tardaron mucho en entrar a un avión, no había mucha gente y nadie parecía seguir los protocolos usados habitualmente en cualquier otro aeropuerto, pero ella siguió sin hacer preguntar. Poco después de que el avión despegara el nervioso e inquieto hombre volvió a hablar.

- Me llamo Kevin Storm - Los ojos grises de Lynn se pararon otra vez en el extraño sujeto y su particular forma de hablar, parecía nervioso y gesticulaba demasiado. - Conocí a tu padre hace mucho... y deduzco que no sabes a dónde te diriges.. - Comentó desviando su mirada hacía la pequeña ventana. - ¿Me equivoco? - Volvió a hablar esperando que Lynn hablase, ella se limitó a negar con la cabeza. - Bien... Te diriges a una isla poco conocida. De poco serviría decir el nombre.. - Lynn se abrazó a si misma, el frío era casi insoportable dentro de aquel avión. Por su cabeza se pasó un recuerdo que la hizo sentirse mal. Su madre siempre la había querido, pero ella no fue capaz de verlo, se odiaba a si misma por su cuerpo.. Tras la muerte de su madre adelgazó bastante, pero eso no la alegró, ahora su padre la dañaba. ¿Por qué no habría sido feliz cuando tenía a su madre? Al menos había aprendido a fingir, a explicar que era su padre quien racionaba sus comidas, quien le creaba las cicatrices y quien parecía querer matarla.

- Vas a un hospital psiquiátrico.. - Dijo al fin el hombre sacando a Lynn de sus pensamientos. - Créeme.. estarás mejor allí que con tu padre.. No diré nada si no quieres, pero sé lo que te hizo ese.. - Su voz se apagó al ver entrar a una mujer de poco más de veinte años. Kevin se levantó y sonrió a la joven, desapareciendo junto a ella. Pronto volvió y ofreció a Lynn una manzana, ella miró con repulsión la manzana pero aceptó. Nunca le había gustado comer en los aviones. Él no volvió a hablar hasta que el avión hubo despegado, tres horas después.

Kevin caminó delante de Lynn, mientras está parecía admirar el gran jardín que bordeaba al psiquiátrico. Todo era muy bonito y Lynn habría querido salir corriendo, quizás porque jamás se había sentido del todo libre. Sin embargo siguió los paso de Kevin de cerca. - ¿Te gustan? Por la parte de detrás del psiquiátrico hay un bosque enorme. Nadie sabe exactamente que hay dentro, nadie se atrevió a entrar nunca. Está prohibido, y incumplir las normas aquí te puede salir caro.. - Lynn sonrió levemente ausente, no le importaba que estuviese prohibido ir a pasear, ella quería hacerlo aunque fuese una sola vez. Una vez llegaron Kevin dijo a Lynn que debía esperar a su doctor sentada en el vestíbulo. Lynn volvió a quedarse sola en un extraño vestíbulo en el cual pasaba gente, algunos médicos, algunos pacientes.. Pero nadie que Lynn pudiera reconocer.

1 comentario:

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